miércoles, 27 de enero de 2010

ELLA

ELLA

La tarde se arrastraba pesada, casi eterna sobre un paisaje de infinitas cajas de metal, cristal y caucho. Laderas y cantiles habitados por aves marinas, el sonido de transmisiones deportivas de fútbol amplificados por aparatos de radio de bajo coste, se mezclaba con el aleteo de las moscas, todo ello parecía estar sazonado con olor a pescado frito, cerveza y aceite para bronceado con sabor a coco.

Era sumamente extraño que mirando al horizonte no se observara el volar sinuoso de una bolsa de plástico de supermercado, ni ningún gran barco rojo cruzara entre las dos islas.

Ella dormitaba embadurnada en ungüentos escritos en inglés, se deslizaba y cristalizaba al mismo tiempo, espatarrada entre el suelo y el sofá , se rompía en verde botella casi violáceo como vidrio ajado por el mar y el sol.

Le aleteaba la nariz, las pupilas y el iris jugaba a ser calidoscopios, se llevo los dedos a los labios los mordisqueo suavemente, respiro profundamente después de haber jadeado durante mil segundos, para atrapar el aroma del asfalto caliente, que entraba por la terraza y pensó borrosamente que mañana sería lunes, ese espacio de tiempo donde todo comienza de nuevo.

Entorno los ojos y penetro el cristal de la ventana, con la mirada perdida se acurrucó girando sobre si misma, pensó muy seriamente en trasmutarse en globo de helio con forma de delfín para vagar ausente hasta la próxima isla.

martes, 26 de enero de 2010

एल केंतो दे लोस फोलेस य लोस Popios

LOS FOLES Y LOS POPIOS

Les voy a contar un secreto: el secreto más guardado y más velado por todas las personas secretarias municipales. En la zona de influencia de nuestro colegio, el CEIP Igueste.
Aquí junto a tí vivimos los Foles y los Popios. Somos seres que nos deslizamos por el interior de oscuros túneles torrenciales: las cañerías del abasto público. Somos nuevas especies para la ciencia, endémicas del Menseyato de Güímar, ese valle donde vivimos, pero la ciencia aún no lo sabe y probablemente, nunca lo sabrá.

Todos los días Foles y Popios nos desplazamos desde Los Márgenes de Igueste hasta las calas y las radas de Las Caletillas. Viajamos a gran velocidad, montados en los foletriquis y en los popiotroquios, vehículos pilosos de chorro a propulsión acuosa, no confundir con los de chorro de tinta de calamar que eso son otros, que navegan pro y contra corriente. A veces Popios y Foles somos muy ruidosos: los Popios hacen un sonido vibrato, como guitarra de heavy metal y los Foles hacemos un sonido profundo y gutural, como tuba primera de banda municipal.

La pregunta más frecuente que me hacen todos, es, siendo yo fole de nacimiento y popio de vocación: ¿cómo se puede distinguir a una fole de un popio?, pues, sencillamente porque los Popios recitan sonetos del siglo XVI y los Foles recitamos haiku de clara vocación japonesa :

el agua fluye
cierro el grifo azul
todos respiran

Los Popios chapurrean el inglés y los Foles el serbocroata, pero a todos nos gusta hablar bainuk, un idioma muy musical del interior del continente. Los Popios, cuando sonríen, un ojo les mira al este y a los Foles se nos forman dos hoyitos en las comisuras de los labios.

Cuando nosotros damos conciertos, ensayamos o cantamos por el placer de cantar, o de formar parejas de Folepopios, nos pueden oír en sus casas, a veces fuerte o a veces bajito. Si pegan las orejas a los azulejos del baño se escuchan nuestros sonidos guturales: goooooouuuuuuuuuuuu bruuummmmm, incluso pueden confundirnos con ballenas jorobadas. Aunque el fontanero del Ayuntamiento siempre esté con la cantinela de que la tubería cogió aire.

Les he desvelado el secreto para que recuerden que el agua fluye y une todas nuestra casas con el colegio y el resto del mundo y que cuando estén tristes o sientan una emoción diferente, escuchen tranquilos en el baño, con la mirada perdida en los hongos que se forman en las juntas del alicatado, en la cocina nunca ya que con el ruido de la nevera nos se nos puede oir, y tengan la certeza que nosotros estamos ahí para acompañarles, también nos pueden percibir muy levemente cuando se acercan a beber a la fuente del patio.

No desvelen nunca nuestro secreto, si alguien les pregunta por nosotros, simplemente digan que es un cuento para niños y niñas.

El Fole se desliza, gira sobre si, cabrioletea en espirales imposibles, se abraza a la vida, late a cuatro cuarenta y se une al Popio para gritar ante el abismo: ¡somos libres!.